14 noviembre 2008

Ma Jian presenta "Pekín en coma"

El escritor chino Ma Jian (馬建), exiliado en Londres, presenta en Barcelona la edición en español (Mondadori) de su cuarta novela, Pekín en coma (Beijing coma).
En ella hace una revisitación del drama de Tiananmen en la que un estudiante atrapado en una cama tras recibir un disparo en esa plaza de Pekín rememora confusamente los hechos que le han llevado hasta allí mientras pasa revista a la historia reciente del gigantesco país asiático.

Veinte años después de la masacre, Ma se pregunta si el sacrificio mereció la pena, y sus opiniones son encontradas. En abril de 1989 el escritor retornaba a la capital china desde su exilio en Hong Kong para unirse a los estudiantes que proclamaban libertad y democracia. Durante aquella primavera compartió las tiendas de campaña en la plaza de Tiananmen. «Vi cómo organizaban una huelga de hambre masiva, cómo bailaban a Simon y Garfunkel, cómo se enamoraban...» En aquellas fechas, su hermano había sufrido una aparatosa caída que lo dejó postrado en coma y en mayo Ma Jian dejó aquella plaza de la libertad que pronto quedaría ensangrentada por la represión para estar junto a su hermano. Se enteró de la masacre sentado junto a la cama del hospital. «Oí que habían disparado a centenares, quizás a miles de estudiantes y civiles desarmados, y que algunos habian sido atropellados por tanques...» Aquella vivencia inspiró «Pekín en coma» (Mondadori)

"Lo peor de Tiananmen fue el intento del régimen chino de silenciar la conciencia del pueblo y hacer olvidar la historia. Los tanques no solo aplastaron los cuerpos entre 800 y 2.400 muertos sino también los espíritus y las mentes". La parte positiva para el autor es que, aunque el movimiento estudiantil no pudo con el régimen, "sí acabó con el comunismo" como modelo económico.



Os dejo con esta entrevista publicada en diversos medios españoles:


-En 2009 se conmemorará la caída del Muro y la matanza de la plaza de Tiananmen, un episodio que sigue siendo tabú en China...
-Ese aniversario es un desafío para el Partido Comunista y un ejemplo del desfase entre el desarrollo económico y el sistema político que está ahora en su punto máximo de tensión. Todavía quedan disidentes encarcelados por Tiananmen. Cualquier comentario sobre aquel hecho puede acarrear un castigo. En internet se censura toda alusión al 4 de junio de 1989, aunque ya se palpa cierta reflexión dentro del sistema.
-El protagonista de su novela se inspira en su hermano, que quedó en coma...
-Aquella experiencia desencadenó la novela. Mi hermano cayó en coma el 25 de mayo y gracias a él pude escapar de la matanza. Pasé del norte de China a la zona costera de sur... Fue impresionante: el terrorismo del Estado chino anestesió ciudades enteras. Y mi hermano, aunque en coma, mantenía intacto el espíritu de rebeldía. Un día, aún con los ojos cerrados, movió el dedo sobre una hoja de papel para escribir el nombre de su novia. Los recuerdos le habían devuelto la vida, mientras el Partido borraba los recuerdos de la masacre y hacía propaganda del milagro económico.
-El sistema chino conjuga lo más perverso del comunismo con la versión más salvaje de capitalismo.
-Esa perversa combinación ha sido posible por la tolerancia internacional y la pérdida de valores éticos. La tolerancia hacia sistemas como el chino depende del beneficio económico. Parece mentira que la matanza de Tiananmen influyera en la caída en cascada de la Europa comunista y que en China el Partido siga dominando la vida política y económica.
-En 1968, mientras Mao cometía el genocidio de la Revolución Cultural, los estudiantes de la Sorbona se declaraban maoístas...
-La incapacidad de la izquierda para criticar al capitalismo encumbró a Mao como un ídolo barato. Cuando Sartre se declaraba maoísta ejemplificaba esa frustración ideológica... Los intelectuales de izquierda aprovechan cualquier cosa para atacar al sistema capitalista: sea la guerra de Irak, la crisis financiera o, incluso, la fortaleza del modelo chino.
-¿Hizo bien Occidente participando en la Olimpiada de Pekín?
-No se puede decir, pero es evidente que los Juegos no han aumentado la apertura política. Los intelectuales críticos con el gobierno han sido encarcelados o desterrados. Yo estuve en Pekín por esas fechas y me visitó la Policía Secreta: me pidieron que no hiciera declaraciones, ni contactara con disidentes. Lo más incongruente de los Juegos es que en lugar de ser una fiesta popular, fue un escaparate del Partido Comunista que recorta las libertades de los ciudadanos.
-¿Hasta qué punto se desconoce en Occidente la magnitud del genocidio maoísta?
-Todavía no contamos con suficiente documentación para evaluarlo: ni en Occidente ni en China. En estos momentos, el Partido está muy crecido económicamente y controla todos los resortes represivos para ocultar el pasado. El desastre de la Revolución Cultural es que sus secuelas permanecen en la mentalidad china paralizada y sólo preocupada por la prosperidad económica. En Occidente sólo se conoce la China próspera de las ciudades, pero se ignora el campo, que es la esencia del país, con millones de campesinos esclavizados por el gobierno.

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