Se veía a venir el asunto del despido del gran Pepu Hernández de la selección masculina de baloncesto. Se despide a un campeón del mundo , hay que tener bémoles para tomar semejante decisión. Y el señorito extremeño José Luis Sáez , otro que se cree Dios en el deporte de la canasta , vamos lo mismo que el otro en el deporte de la raqueta, ha tomado esa decisión impopular . Hasta el punto que no ha tenido ni la deferencia de consultarlo con los interesados (los jugadores), aunque hubiera sido evidente que los jugadores estarían del lado de Pepu, por eso ni ha preguntado . En realidad , pienso que 2 personas pueden tener sus diferencias (insalvables) si cabe, pero siempre separando lo personal con lo profesional, y aquí se han mezclado conceptos , y el señorito Sáez sólo buscaba la mejor excusa para desprenderse de su enemigo Pepu , que además era muchisimo más conocido y popular que él (además de ser campeón del mundo , buena persona , y del Estu), vamos que no le convenía al extremeño tener de máximo responsable a alguien con quién no se llevara bien . Y así ha sido , el hecho de destituir a Pepu ha motivado que José Luis Sáez se ponga a la altura del betún de dirigentes españoles nefastos (y siniestros) de nuestro deporte , y tenemos ya una larga lista.
Yo no he sido el que ha quebrado esto», se defendió Sáez, insistiendo en que «el reiterado incumplimiento de compromisos contractuales del seleccionador está claro» y recurriendo, en una actitud muy dura, a varios ejemplos: «Me habría gustado que en las dos últimas temporadas hubiese ido alguna vez a ver a los jugadores de la NBA. Pedí informes y en un año me trajo un informe en una hoja. Si se habla en beneficio propio en conferencias el presidente debe de saberlo, pero se nos han escondido. Ha firmado libros de su biografía dedicados a los clientes de una entidad patrocinadora suya (Caixa Geral) que colisiona con contratos de la FEB (Caja Madrid), cuando existían advertencias. En siete días lectivos tenía cuatro compromisos privados...».
«¿Usted piensa que yo soy imbécil?», continuó Sáez, cuya pregunta fue lanzada en tono elevado ante los periodistas, pero tenía un claro destinatario. «Yo soy un profesional, no un poltronero», se defendió el presidente, consciente de que la destitución del seleccionador «no es una decisión popular ni cobarde», pero convencido de que era el único camino. «Si no la tomo, habría sido mucho más perjudicial», aseguró Sáez, que al menos no negó que «la FEB también ha incurrido a veces en dejación de funciones y ha habido incomodidad para los seleccionadores
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