29 septiembre 2008

Festival de la cerveza en Qingdao

En estas fechas hay un par de festivales de la cerveza muy conocidos en Europa; són los oktoberfest de Munich (19 sep-5 oct) y Calella , en la provincia de Barcelona (27 sep-19 oct), por estas fechas os recominedo venir a la de Calella , un Festival que no desmerece para nada al de Munich, y de hecho són muchos los alemanes que vienen aqui trás estar en la de la capital bavaresa , aparte cada año vienen más bandas de musica tradicional bavara a tocar en la capital turistica del Maresme.
En este post os presento un Festival de la Cerveza desconocido para vosotros ; el de Qingdao , en China.
Esta población costera en la provincia de Shangdong, esta a unos 200 kilometros al sur de Beijing . A finales del siglo XIX fue entregada a los alemanes por parte del gobierno Manchú , aprovechando su posición privilegiada , al tratarse de uno de los puertos más importantes en China, los alemanes desarrollaron una importante industria naval , y fundaron la fábrica de cervezas Tsingtao (en 1903) , precisamente esta es la cerveza que actualmente goza de mayor popularidad en China, es la más vendida en el país y cuenta con un total de 50 fábricas repartidas en 18 provincias, y cotiza en los mercados internacionales desde 1993 (en la bolsa de Hong Kong) . Internacionalmente también es la cerveza china más conocida, dado que la numerosa inmigración china la empezó a introducir a principios de los 70 en USA , ahora ya llega a unos 60 paises , entre ellos España (principalmente en la comunidad de Madrid, Barcelona capital, Zaragoza, Levante y Sevilla). Es una cerveza de fermentación baja , de gusto muy suave, su color es amarillo pálido, y tiene un 4'8% de porcentaje de alcohol , cuando la probé en Beijing (en Barcelona todavía no había tenido el gusto) me resultó muy agradable , ya que no es amarga como las españolas , así que la Tsingtao es de las mejores que he probado , y os la recomiendo , las venden en los colmados asiaticos.



Volviendo al tema del post, el Festival de la Cerveza de Qingdao se celebra desde 1991, normalmente las fechas venian siendo a mediados del mes de agosto , aunque este año se ha pospuesto al mes de septiembre (22 sep-5 octubre) , para que no coincidiera con los Juegos Olímpicos (recordar que en la ciudad se disputaron las pruebas de vela) .
La cerveza es una bebida al alza en China (en cambio el vino va a la baja), en la mayoria de comidas esta siempre presente .
Esta celebración también va creciendo año a año , aunque el cambio de fechas podría retraer este año a los visitantes.
Cómo no he encontrado un/una reportera que vaya a la celebración, os adjunto un articulo publicado en El Periodico , dedicado a la celebración:

Harbin se enorgullece por ser cuna de la cerveza en China. Los rusos abrieron la primera fábrica en la capital de la norteña y fría provincia de Helongjiang en 1900, durante su ocupación. Tres años después, los alemanes abrían la suya en Qingdao, durante su ocupación. En la capital de la occidental y soleada provincia de Shandong, plantear dudas sobre quién acunó la cerveza en China acaba con la misma respuesta: "En Harbin no utilizaban cebada, así que no era cerveza".
Los chinos bebían kiu hace 4.000 años, un antepasado de la cerveza elaborado con cebada, trigo, mijo y arroz. La cerveza moderna llegó a principios del siglo XX, cuando su debilidad fue aprovechada por las potencias extranjeras para esquilmarla. Después, durante los años de encierro del maoísmo, la cerveza fue el único producto occidental que disfrutaron los chinos. La economía planificada y a base de cupones la convirtieron en un artículo escaso y de lujo.

Aumento de ventas
La apertura precipitó su éxito. Un vistazo a las ventas de cerveza en China dice mucho sobre su historia contemporánea: 2.000 toneladas en 1910, 700.000 en 1980, y más de 10 millones en 1992. China consume 26 litros por cabeza y año, dos por encima de la media mundial, aunque lejos de los 80 litros de Estados Unidos, o los 100 de Alemania.
"Los buenos productos siempre triunfan, y la cerveza lo es: de sabor agradable, barata y sana si se consume con moderación", explica a este diario Sun Ming Bo, director presidente de la cervecera Tsingtao.
Para oprobio de los harbineses, los chinos reconocen a Qingdao como la capital de la cerveza china. Aquí tiene su base Tsingtao, la más vendida en China, exportada a más de 60 países e imprescindible en cualquier restaurante chino del mundo. Su primera fábrica es un reclamo turístico con más de 300.000 visitas anuales. Y desde 1991, aloja la Feria Internacional de Cerveza, que recibe a cinco millones de turistas, solo superada por la de Múnich.
El consumo de alcohol es raras veces moderado en China. Una fiesta familiar o el cierre de un contrato son excusas para encadenar ganbeis, el brindis que obliga a vaciar el vaso. El buen beber es aún considerado como un síntoma de hombría. El que se derrumba o vomita es retirado por los amigos como el héroe de guerra caído y no como un borrachuzo indecoroso.
Así que es inevitable acercarse a la feria con temores, rápidamente vencidos. Tiene un carácter familiar, de verbena de fiesta mayor, como una Feria de Abril afectada del gigantismo chino. Abundan los ancianos y niños, que se divierten en las atracciones y comen azúcar coloreado. No es una plataforma de los fabricantes locales, como en Múnich: la mayoría del centenar de marcas son internacionales. Las carpas pertenecen a Krombacher, Erdinger, Carlsberg, Hofbräuhaus München, Wernesbruner y otros nombres rotundos e imposibles para los chinos. Ofrecen su cerveza y entretenimiento: números de tragasables, de ópera de Sichuan, de rancios crooners y jovencitas de sucinto vestuario.

Abundante gastronomía
Zhang Qin Ren tiene 75 años, las mejillas coloreadas y el habla atropellada. "Probé el alcohol el día de mi boda. Me encanta la cerveza, pero no puedo beber más de dos vasos. Mis hijos no me dejan beber, por eso he venido con dos amigas". Las tres han venido de la lejana provincia de Yunnan y comparten síntomas.
La feria tiene más de gastronómica que de cervecera. El olor a fritanga es irresistible en algunos puntos. Los puestos sirven marisco, pinchitos de carne, fruta, o turrón ablandado en vivo a golpes de maza. En los tenderetes uigures, los vendedores llevan caretas de Bin Laden. Un tiburón y un ternero cuelgan destripados en un puesto. Entre las mesas, el trasiego de vendedores es frenético: palomitas, frutos secos, más pinchitos, más fruta.
La cerveza se compra en jarras de un litro o barriles de tres o cinco, vaciados con rapidez. No hay escenas desagradables, solo la sana y jovial espontaneidad china.

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